Crepúsculo en la Avenida: El cielo pintando despedidas, la hora dorada que todo lo transforma.
- Juan José Crespo Ramos

- 15 mar 2024
- 2 Min. de lectura
En el umbral donde el día se despide con un suspiro dorado, surge "Crepúsculo en la Avenida: El cielo pintando despedidas, la hora dorada que todo lo transforma", un canto a ese instante mágico donde la luz se funde con la sombra, tejiendo el cielo con hilos de oro y fuego.
Cuando el cielo se inclina para besar el día,
y las sombras alargan su delicado dedo,
la avenida se baña en un resplandor sombrío,
un lienzo donde el crepúsculo despliega su juego.
Los árboles, siluetas contra un fondo ardiente,
susurran historias al viento, cómplices del tiempo,
mientras la luz derrama su última ofrenda, lente
que transforma lo mundano en un espectáculo opulento.
Las voces se suavizan, como si el aire dorado
filtrara cada sonido, dejando solo lo esencial,
en este momento, todo parece consagrado,
cada gesto, un ritual; cada mirada, un umbral.
Es la hora en que todo cambio se presiente,
donde finales y comienzos se entrelazan sin temor,
el crepúsculo, puente entre lo que se va y lo que viene,
nos enseña que en cada adiós, hay un color.
Bajo el cielo de tonos que se funden y difuminan,
caminamos, sombras breves en la danza de la luz,
y en esta despedida que los cielos delinean,
encontramos la promesa de un nuevo amanecer, una nueva cruz.
"Crepúsculo en la Avenida" es un homenaje a ese momento efímero pero eterno, donde el día y la noche se encuentran en un abrazo de luz. Esta poesía invita a contemplar no solo el espectáculo visual que ofrece el cielo, sino también a reflexionar sobre los ciclos de la vida, el cambio constante, y la belleza que reside en los finales, pues cada uno lleva en sí el germen de un nuevo comienzo.


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