La plaza del olvido

El viento arrastraba hojas secas por la antigua plaza, donde los ecos de risas pasadas aún resonaban entre los muros. Ella caminaba con pasos lentos, sintiendo el peso de los años en cada movimiento, cuando lo vio. Allí estaba él, en el mismo banco donde se despidieron hace décadas, sin una palabra. Sus miradas se cruzaron, y en ese instante, la plaza se transformó. El tiempo se detuvo, las arrugas desaparecieron, y el mundo regresó a aquel día perdido. No pronunciaron palabra, pero sus almas supieron que, en ese rincón olvidado del mundo, habían encontrado el camino de regreso a lo que nunca debió terminar.